Desde hace varias semanas me estoy dando cuenta de una cosa, un pormenor prácticamente inapreciable pero que está empezando a ser preocupante. Y, prueba de esto, es que ayer volví a coger el 40 para ir a la Estación del Norte!! Que noooo, que no me estoy volviendo majareta… si ya sé que coger el autobús para desplazarse por Valencia es lo más normal del mundo. Lo más normal del mundo si no tenemos en cuenta el ínfimo detalle de que, varias semanas atrás, un conductor de dicha línea tuvo la amabilidad de secuestrarme “un poco”.
Era un lunes cualquiera y yo acababa de llegar a la estación. Nada más bajar del tren, me dirigí como alma que lleva el diablo a la parada provisional del 40 y, tras esperar unos 5-10 min, por fin, apareció por el recodo de la calle el autobús. Subí, como siempre, saludé al conductor, como siempre, metí el bonobús en el aparatito, como siempre, y fui a sentarme en una de las múltiples sillas vacías (como, en esa parada, baja la gran mayoría de gente no quedamos en el autobús mas que un anciano, el conductor y servidora). Cuando el semáforo se puso en verde, el bus se encaminó hasta la siguiente parada: “Xátiva-Institut”. Ahí el otro pasajero, se bajó. Entonces, una vez el conductor hubo cerrado la puerta del vehículo, éste, rápidamente se levantó de su asiento, me miró y, mientras me decía “Ahora vengo”, bajó del autobús, me cerró dejándome dentro y se largó!! O_O. Sí, sí, se piró! Yo, tras quedarme con una cara de “Ein?” que pa que, decidí esperar pacientemente su regreso (qué otra cosa podía hacer? ¬¬U).
Empezaron a pasar los segundos y, los minutos, y, finalmente al ver que el conductor no aparecía, empecé a jugar al “Bust a move” que tengo en el móvil para pasar el rato. Al poco (no llevo ni 2000 puntos), un ruido me instó a levantar la cabeza: fuera del autobús-prisión estaban un chico más o menos de mi edad y un hombre mayor aporreando la puerta del autobús. Les miré. Me miraron. Se oyó el viento y pasó un rastrojo como los del Oeste (vale, ya dejo de fliparme...pero es que así le daba un aire más melodramático :P). Tras poner cara de “y qué queréis que haga? No, no soy la conductora” y encogerme de hombros, volví a mi jueguecito y a ellos pareció bastarles porque dejaron de intentar abrir la puerta del bus a puñetazos ¬¬U. A los 10-15 min, finalmente, apareció el conductor-secuestrador. Abrió la puerta, entró como si nada, se sentó en su silla y, tras comprobar que los otros 2 pasajeros están legalizados (vamos, han pagado billete de uno u otro modo XD), arrancó para proseguir el recorrido. Por fin, al llegar a mi parada y escapar así de mi captor, me prometí no volver a montar con ese loco jamás.
Sin embargo, a pesar de que puedo coger otras líneas de autobús para llegar a la Estación del Norte (o hacer el trayecto inverso)…no sé el porqué pero no puedo dejar de coger el 40 una y otra vez…¿Será q padezco el Síndrome de Estocolmo? :S
Era un lunes cualquiera y yo acababa de llegar a la estación. Nada más bajar del tren, me dirigí como alma que lleva el diablo a la parada provisional del 40 y, tras esperar unos 5-10 min, por fin, apareció por el recodo de la calle el autobús. Subí, como siempre, saludé al conductor, como siempre, metí el bonobús en el aparatito, como siempre, y fui a sentarme en una de las múltiples sillas vacías (como, en esa parada, baja la gran mayoría de gente no quedamos en el autobús mas que un anciano, el conductor y servidora). Cuando el semáforo se puso en verde, el bus se encaminó hasta la siguiente parada: “Xátiva-Institut”. Ahí el otro pasajero, se bajó. Entonces, una vez el conductor hubo cerrado la puerta del vehículo, éste, rápidamente se levantó de su asiento, me miró y, mientras me decía “Ahora vengo”, bajó del autobús, me cerró dejándome dentro y se largó!! O_O. Sí, sí, se piró! Yo, tras quedarme con una cara de “Ein?” que pa que, decidí esperar pacientemente su regreso (qué otra cosa podía hacer? ¬¬U).
Empezaron a pasar los segundos y, los minutos, y, finalmente al ver que el conductor no aparecía, empecé a jugar al “Bust a move” que tengo en el móvil para pasar el rato. Al poco (no llevo ni 2000 puntos), un ruido me instó a levantar la cabeza: fuera del autobús-prisión estaban un chico más o menos de mi edad y un hombre mayor aporreando la puerta del autobús. Les miré. Me miraron. Se oyó el viento y pasó un rastrojo como los del Oeste (vale, ya dejo de fliparme...pero es que así le daba un aire más melodramático :P). Tras poner cara de “y qué queréis que haga? No, no soy la conductora” y encogerme de hombros, volví a mi jueguecito y a ellos pareció bastarles porque dejaron de intentar abrir la puerta del bus a puñetazos ¬¬U. A los 10-15 min, finalmente, apareció el conductor-secuestrador. Abrió la puerta, entró como si nada, se sentó en su silla y, tras comprobar que los otros 2 pasajeros están legalizados (vamos, han pagado billete de uno u otro modo XD), arrancó para proseguir el recorrido. Por fin, al llegar a mi parada y escapar así de mi captor, me prometí no volver a montar con ese loco jamás.
Sin embargo, a pesar de que puedo coger otras líneas de autobús para llegar a la Estación del Norte (o hacer el trayecto inverso)…no sé el porqué pero no puedo dejar de coger el 40 una y otra vez…¿Será q padezco el Síndrome de Estocolmo? :S
(Nota para todo aquel que no lo sepa: El Síndrome de Estocolmo es un estado psicológico en el que la víctima de secuestro, o persona detenida contra su propia voluntad, desarrolla una relación de complicidad con su secuestrador.)
PD: Ya tengo las gafas!....Bueno, el viernes fui al oculista y ya tengo las gafas de sol (unas Ray-Ban azules...."Somebody forgot his Ray-Ban sunglasses...Mwa hahahahaha...." :P), las de vista aún tardarán unos dias. A ver ahora cuándo aparecen las otras XD